lunes, 2 de septiembre de 2013

Verano, Santiago, luces y sombras


Ha tenido que llegar septiembre para que me ponga a escribir por fin. Por voluntad, quiero decir, por un esfuerzo extra de la misma, por un empeño. Para cumplir la palabra dada y para contrastar con lo publicado últimamente, también referido al mismo sitio y al mismo momento del año pero de doce meses atrás.

Escribo esto con cierta desgana, con el ánimo bajo. Escribo esto en un momento en el que pienso que debo leer más y publicar menos, que debo buscar algo interesante que escuchar y escucharlo, una persona, un paisaje, un buen libro, otro lugar. Son muchas las cosas que pueden "hablarnos". Pero ya he dicho que me había empeñado, que lo había prometido, y allá voy. Además, quizá me sirva de terapia de algún modo.

La semana que pasé en Santiago de Compostela en agosto fue este año más rica que el anterior, si cabe. Tuve más visitas de amigos, más comidas de celebración, conocí locales nuevos o veteranos que aún desconocía, inicio de actividades entusiastas. Me lo tomé con calma, no hice planes, incluso perdí tiempo. Cuando no hacemos nada concreto y dejamos el tiempo pasar depende de nosotros la lectura: me permito el lujo de la calma, descarto cualquier obligación y disfruto de ese curso de las cosas. O bien me inquieto y pienso en lo que estoy dejando de hacer y disfrutar precisamente. Entre las dos orillas me moví yo esta vez.

Santiago fueron otra vez las calles de su casco antiguo, el paseo sin apuros. Por esos cinco nervios principales, esas rúas (Franco, Raíña, Vilar, Nova y el eje de Orfas a Preguntoiro) y las que las unen o enredan, un microcosmos orientado por las plazas de Cervantes y Toural. Sí, excluyo a propósito Obradoiro, por ejemplo. La excluyo porque busco, incluso dentro de ese río de gentes, lo menos transitado y lo más cotidiano, no lo que recibirá siempre los focos. Pues fueron esas calles. Bueno, y las de las mesas y barras, que estaban fuera de ahí.

Hablo de la gente, mucha gente, sí, seguía habiendo mucha, pero quizá la mitad o menos que el año pasado. Y eso lo comprobaría también en bares y restaurantes. ¿Por qué esa caída tan marcada y en poco tiempo? No lo sé.

Pocos cambios no obstante en los locales que conozco, quizá alguno por jubilación y poco más. Pero no sé si podré decir esto mismo el año próximo, es probable que alguno de los más significativos para mí no exista en ese momento. Y no estoy haciendo de agorero, sólo cuento lo que me contaron o lo que saltaba a la vista. Ya habrá tiempo para algún detalle.

Santiago era en ese momento una ciudad que le quería plantar cara al luto por el gravísimo accidente de tren reciente. Es tierra que tiene una peculiar visión de la muerte, capaz de hacer de un cementerio un parque. 

Poco a poco iba interiorizando aquello, iba dejando de
hablar de ello. Incluso un día de los que estuve retiraron las ofrendas de homenaje del Obradoiro. Pasamos a la vida que sigue, como puede, dañada, pero sigue. Quintana de Mortos, Quintana de Vivos, hay que seguir andando.

Como ya he dicho, esta vez no hice planes, no exprimí el tiempo. De las visitas privadas no voy a hablar, claro. De las comidas y los vinos, sí, lo haré individualizadamente en los artículos siguientes, los que han de contrastar con los pasados. Cada uno que juzgue entonces y se cree su opinión.

No encontré una ciudad triste, no, pero tenía el gesto torcido, preocupado. O se lo habré puesto yo, que sí lo tenía así. Esta vez no pude aislarme de mis problemas, de mis preocupaciones, no me dio energía para volver animado, más bien compartimos melancolía.
 
No me gustan las aglomeraciones y parece que me inquietó no encontrarlas. No dependo profesionalmente de nada relacionado con hostelería ni turismo y me pasé mucho tiempo hablando de ello. Eso sí, me preocupa la gente a la que veo hacer un buen trabajo, gente que ha contribuido a mi felicidad, a mi bienestar, gente a la que cojo cariño. Por eso también lo hice mi problema, otro más.

Arquitectura con tanto escrito ya en ella y tanto visto, me contempla y la contemplo, sigue siendo un placer, no me canso. Calles, gentes, gestos, me resultan familiares, me integro pronto, me molesta lo mismo que a ellos. La lluvia no podía faltar a la cita, en tres ocasiones apareció por allí, la primera, para reírse de mí bien, debí de ser el único al que mojó aquella noche. Bares, noche, música, pero esta vez no es alegre, algo falta. No nos rendimos, de todos modos, seguimos, insistimos. 

La vida y los sueños pocas veces coinciden pero lo importante es el viaje, el camino, no sus hitos, no hay final. Otra vez ese camino ha pasado por ti, Santiago, otra vez te he propuesto un pacto y ya veremos en qué acaba. Por ahora así seguimos: días soleados y días nublados. Y habrá más.

 

7 comentarios:

  1. Curioso lo de menos gente. En Oviedo a mi me pareció que había bastante más que el agosto pasado.

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  2. Pues era algo perceptible, mucha menos gente (dentro de la mucha que hay en verano allí). Y contrastado en locales, a la vista y dicho por sus dueños.

    La verdad, no observé demasiado Oviedo -centro- en agosto pero sí noté bastante presencia de turistas.

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  3. Nosotros sí que hemos tenido más gente por Santander, pero también menos alegres como describes, hay algo metido dentro, un miedo a que todavía pueda ir a peor, un miedo muy real.

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    1. No conozco cifras exactas ni de número de visitantes ni de planes y gasto. Tampoco qué pensaban o cómo se sentían aunque entiendo ese miedo real del que hablas. Pero los indicios no animaban al optimismo.

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  4. De todas formas espero no haber cargado demasiado las tintas en ese aspecto, que sólo se vean dudas acerca de cifras de turistas y posibilidades de negocio. Que también estaban ahí, sin duda, pero no solamente.

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  5. Servidor lee estos textos aquejado de un catarro tocanarices y los recibe como un bálsamo. Aguardo más. Se que llegarán.

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    1. Me alegra que te resulte "terapéutico", Daninland ;-)
      Habrá, habrá más, todas las debidas y prometidas. La siguiente te resultará muy familiar, ya verás. Dos en uno pero participas al menos en un 25% del "accionariado", ya me entiendes.

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