martes, 12 de febrero de 2013

Homenaje a Manolo de la Osa


El pasado jueves tuvo lugar un acto entrañable y goloso, el homenaje a Manolo de la Osa por parte de cuatro cocineros -y amigos- que en algún momento aprendieron algo de él. Un homenaje que se celebró como mejor puede ser entre cocineros, cocinando, y que los aficionados que asistimos lo disfrutamos como mejor podía ser para nosotros, comiendo. Con Pedro Martino como anfitrión, se juntaron en Naguar cuatro asturianos y el maestro manchego. Abrimos la jornada con una mesa redonda; los cinco y David Fernández-Prada como maestro de ceremonias hablaron de cocina, de tendencias y de lo que fue menester, distendidos, de forma amena. Pausa para rematar la cena y a la mesa, que aquí habíamos venido a eso.

Vaya por delante la advertencia que también hicieron ellos mismos: esto es una celebración, una fiesta. Para lo bueno y para lo malo. Me explico: no es el momento ideal para conocer con detalle la cocina de cada uno, no es el momento de valorar el funcionamiento de la casa anfitriona y no será la cena más tranquila a la que se pueda asistir, porque tiene el planteamiento y el ritmo de una fiesta. Y eso es lo que tiene que ser, algo alegre, desenfadado, divertido; con comida y bebida, sí, pero con alegría por encima de todo. En mi caso, desde luego, así lo viví y lo disfruté, mucho. Y mis compañeros de mesa también.

Pero estos aficionados tozudos que somos no podemos dejar de dar vueltas a los platos igual ni de comentarlo con los demás de la misma cuerda, así que vamos con los detalles. La idea fue muy buena, repartirse el menú -dos platos cada uno- y sacar algo representativo de la cocina de cada cual. Para no hacer esto demasiado largo no voy a entrar en presentaciones de cada cocinero, creo que de sobra conocidos, y si luego surge, ya tendremos tiempo de hablar de eso.

Empezamos con una trufa de perdiz al chocolate del propio Manolo de la Osa. Tuvieron  el buen detalle de avanzarnos los platos elegidos durante la mesa redonda y explicar un poco la razón o la intención al escoger ese plato, y sobre este sabíamos de la devoción del autor por la caza, la idea de jugar con textura y forma y el uso de tostados que también le gustan. Pues el bocado fue sugerente pero en mi opinión el tueste de la cobertura externa era excesivo, se apoderaba del conjunto y le restaba virtudes.

Turno para alguien de aquí, para Nacho Manzano, y algo ya clásico suyo, los oricios con holandesa acidulada. Un producto que puede ser una pequeña joya, que te pide poco y te da mucho, un fetiche para él (como también lo es para Martino, por ejemplo). De acuerdo, el producto ya lo da casi todo, pero hay que saber respetarlo. Y esta preparación lo hace con mimo, con delicadeza, sin restarle nada de su sabor y dándole acompañamiento discreto. Muy buenos.

Los dos siguientes son los platos de Ricardo González (y no Rodríguez, como le estuve llamando esa noche en twitter todo el tiempo; perdón). El foie con anguila, almendras y café era una buena idea, una combinación apetecible, pero tuvo un problema, un ahumado un tanto artificioso, que nos olía "a papel quemado". Demasiado marcado ese olor, perjudicó al conjunto.

Salió mejor parado este de maíz con sardina salada, tomate seco y ajo negro. Algo fuerte el punto de sal pero el fondo de maíz lo dominaba y ayudaba a un buen paso por el paladar. Otra buena combinación y ese guiño al maestro (Ricardo pasó casi dos años en Las Rejas) en el ajo, lo que me hace recordar que tengo pendiente la visita al Retiro... Bueno, que hemos dicho que este no es el momento de tomar como muestra los platos.

Primero de los de Marcos Morán, su interpretación de los berberechos. Otra vez el producto pleno, sabroso, que se justifica por sí mismo. Hablamos de la dificultad para hacer un pase sin fallos en un acto así y el propio Marcos nos apuntó que había perdido temperatura, que quizá faltase calor. Pese a todo se defendió bien; quizá con más problemas en un fondo que tapaba más de lo que me hubiese gustado a los moluscos que en lo templado que llegó a la mesa.

Y aquí llegó el plato más polémico de la noche, el civet de liebre cru, también de Manolo de la Osa. Resultó ser más que nada un juego visual y conceptual. Remolacha y frutos rojos y negros eran la parte principal y el color, y la liebre marinada ponía un contraste más bien de consistencia, de textura. Pero no me gustó, no me dijo nada, no me llegó. Y tampoco a mis compañeros de mesa (que me perdonen por esta licencia, por descubrir cartas, pero tiene importancia). Demasiado incisiva la remolacha, desequilibraba al resto. Y el resultado era frío. Curiosamente, a los ámbitos más profesionales (cocineros, críticos, periodistas...) pareció gustarles mucho, aunque lo sé por fuente indirecta. En fin...

Primer plato del anfitrión, de Pedro Martino. Rodaballo sobre un fondo concentrado, con una salsa suave a base de alioli y raíz de perifollo, que ponía una nota casi picante, fresca. La gelatina del pescado y la densidad del fondo hacían bocados amables, cálidos. Algunos agradecimos la vuelta de los rasgos típicos de platos de Martino, recordamos la etapa de L'alezna.

Y después llegó el resultado de una improvisación anunciada. Nacho Manzano había advertido que no tenía decidida la presentación final de su cabeza de lechal, sólo los elementos  principales estaban claros.      
Pues esta fue la presencia de los sesos, la oreja y las mollejas, todo con una consistencia estupenda, accesible, todo con su sabor bien definido. Me gustó mucho este plato, o este esbozo, más bien deberíamos decir. Pero será interesante seguirle la pista si lo volvemos a encontrar.         

La fiesta salada llegaba al final, se acercaba el postre. Siempre tengo problemas para encajar el queso en ese capítulo, me gusta demasiado, me apetece hacer de él "más plato". No sé, llamadlo como queráis, prepostre si 
os apetece. Lo importante es que esta aportación de M. de la Osa fue soberbia. Un manchego bien curado de muy buena calidad, que se elabora envuelto en una pasta de ajo. Esta impregna la corteza, la doma, la ablanda. Prohibido no comerla. No dejamos ni una miga.

Las dos muestras dulces les tocaban a Morán y a Martino. Empezó Marcos con una interpretación de té con limón. No llegó a entusiasmarme pero me parece 
que cumplió bien su cometido. Fresco, con un punto de acidez, hizo bien de primer postre, de cortante después de tanto plato salado. Incluso le encontré un punto infantil, juguetón, de "gominola". Suficiente para agradar.

Y el cierre volvió a quedar en casa. Pedro ofreció unas natas con castañas, de temporada, con un toque casero agradable, parecía postre "de abuela", no de restaurante. Me gustó esa manera de acabar. 
  
Creo que esto se prolonga mucho pero no quería dejar fuera ningún plato, ni siquiera las (malas, lo lamento) fotos. Y todavía falta aportar un balance final, una conclusión.

Fue lo que tenía que ser, lo que se quería que fuese, una buena fiesta. Fue un homenaje merecido. ¿Fallos? Claro, alguna demora, alguna temperatura inadecuada, cómo no. Y alguna irregularidad de los platos (ese ahumado artificioso, un fondo que encubre demasiado, que si faltaría un toque maillard en un pescado...), de acuerdo, pero ¿a qué habíamos ido? A divertirnos y a dar ese simbólico abrazo a Manolo de la Osa. Ninguna queja en ese aspecto. Lo demás que nadie lo exija donde no se puede. Porque, se dedique cada uno a lo que se dedique, ¿acaso ha hecho su mejor trabajo alguna vez en medio del bullicio de una fiesta? Salvo que su profesión sea precisamente organizarlas, no.

Quiero terminar dejando claro que si fui a esa cena fue precisamente porque se dedicaba a Manolo de la Osa. Como los platos que presentó aquí no me convencieron dejo esta otra visión, publicada en su momento en Los Diletantes, para aclarar las cosas si alguien sigue sin entender de qué iba esa noche. Ya lo dijimos al principio y lo dijeron los protagonistas, que nadie busque aquí el mejor exponente de cada cocina, simplemente, que se divierta cada uno y que observe, que siga pistas si algo le parece sugerente.

No, no me he olvidado del vino, simplemente lo obvio porque no me gustó. Pero volvemos a lo mismo: ¿desde cuándo se va a las fiestas a beber bien? Los maniáticos, nunca. Espero que algo de esa noche amena, divertida y bien servida en la mesa os llegue a través de esas líneas. Y ahora, vuestro turno, si queréis.

44 comentarios:

  1. Leyendo entre líneas no se por qué me da la impresión de que te gustó menos de lo que reflejas. Probablemente me equivoque.

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  3. No, Toni, lo que quiero dejar claro es que si alguien conoce las cocinas respectivas de los participantes sabrá que son más que lo visto aquí, pero es lógico que así sea en un contexto informal, masivo y festivo como este; no es un defecto, son las circunstancias. Ahora bien, creo que hay que reflejarlo, porque si alguien no conoce a estos cocineros y juzga sólo por un plato o un rasgo se puede llevar una idea muy equivocada.

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  4. Yo al menos conozco la cocina de todos ellos, y en el restaurante respectivo de cada uno, nunca me entusiasmaron el 100% de los platos.

    Lógico es, que, si cada cocinero presentaba dos platos, hubiera alto riesgo de que uno o los dos platos no gustaran.

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  5. Yo sólo tengo "pendiente" a Ricardo González, en El Retiro.
    Lo que dices es un hecho, Tony. Es la virtud de los menús largos -que yo defiendo-, que estadísticamente hay más posibilidades de acierto. Uno de los más locuaces de ese quinteto nos lo dijo más o menos así en su propia casa ;-)

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  6. Mis impresiones:
    - La trufa me pareció anodina , monocorde y pesada. Coincido en que la cobertura , fuera del juego visual, suponía un contraste n poco chirriante.
    - Los oricios me encantaron. Huevas hermosas y limpias, con un acompañamiento milimétrico, que conseguían prolongar el disfrute de la materia prima. Se nota que es un plato veterano. Para repetir( como de hecho hicimos,...)
    - Bien el foie ahumado con anguila, desdibujado por esa argresividad de humo de "fogata callejera".
    - Mejor (también coincido) la sardina con esa emulsión de maíz. Para mi el arenque es un sabor de esos de infancia , así que disfruté de su intensidad (aunque coincido en el elevado punto de sal), donde esa suavidad dulzona era un buen acompañamiento aunque , evidentemente, no podía con ella.
    - Bien los berberechos de Marcos, que en esa gelatina conservaban su sabor manteniendo su hidratación . Coincido en que el alioli (me suena al mismo que utilizaba en su salmonete), aunque rebajado y suavizado, no fuese el más armonioso acompañamiento para delicadeza del sabor del berberecho.
    - El civet de liebre fue un despropósito. Empezando por el nombre. ¿utilizar liebre como textura, fría y tiesa por otra parte?. El plato debiera haberse llamado "plato de remolacha y frutos rojos, y servirse como aperitivo. A nivel de sabores estaba descompensado, abrasado por la intensidad de la remolacha.
    - El plato de rodaballo me gustó más en su concepción, en la recuperación de raíces en la cocina de Pedro (sobre todo en el caldo), que en el resultado, rebajado por la falta de Maillard y por la excesiva frescura del pescado, lo que sin duda iba en detrimento del sabor y del juego que suele dar el rodaballo (aunque fuese chiquitín). Doy fe que al día siguiente, que fui y, reposado, me lo tomé después de su paso por plancha, mejoraba sustancialmente.
    - Al plato de lechal, al final , lo salvó su sencillez. Faltó complejidad y armazón, pero funcionaba en su juego de texturas y sabores.

    - El queso maravilloso. ¿por qué coño no se hacen más quesos así?.

    - Bien el primer postre, resultón, con cierto toque naif, aunque sin gloria.

    - Me gustó más el segundo, y ese juego de natas , avellana y trufa me resultaba adictivo. Auqnue también me gustó más al día siguiente...

    supongo que por las prisas, y por cocinar para 55 personas, las cocinas ajenas y esas cosas que suelen hacer que las expectativas se vean defraudadas, aunque si uno lo piensa un poco , la cosa nno estuvo tan mal. En todo caso , queda para la reflexión que el plato más memorable de la noche fuese para el autor que no salió en ninguna foto, que no disfrutará de ninguna estrella,...¡el quesero!


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  7. Repito lo dicho en el blog de Tony.

    Lo que está claro es que la reina de la noche fue el oricio,y que para mí, vuelvo a insistir, el que no me dijo nada fue el lechal.

    Dile, el postre de las natas de la abuela, aparte de su tamaño (descomunal), tendía a empalagar en exceso, quizas por su tamaño.

    Mi top 3 de la cena seria:

    Oricio, Berberecho y maiz.

    El rodaballo con un toque plancha hubiera estado espectacular, y quizás ese fondo de pita demasiado ligero de textura , que no de sabor.

    Y de nuevo os digo que me "presto" , de hecho comentó Pedro que en breve, un jueves, estará parte del equipo navazos por el Naguar, ¿Puede ser? ¿Irá acompañado de algún tipo de degus?

    saludos.

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  8. Eldi, temo que hay demasiado "pasado" común, que coincidimos mucho :-)))
    Ovetum, nuestra "gran" discrepancia es el lechal. En lo demás no hay tanto trecho, matices aparte.
    Sobre lo otro que preguntas pronto habrá noticias. Creo que será algo semejante a lo que ya se hizo en el Vinoteo, unos cuantos generosos y algo más -y no todo de Navazos, aunque sí de Coalla- con un picoteo a la medida. Enseguida se sabrán los detalles finales. Será interesante y divulgativo, seguro.

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  9. Bueno, eso sí; aunque el queso estuviera cojonudo (en este blog puede decirse, porque como el Libro de Estilo lo escribo yo no hay problema) no pienso que fuera el plato más memorable de la noche. Todavía soy devoto de la cocina típica, son sus cacharros, sus fogones y su emplatado; qué le voy a hacer.

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  10. Bueno. Finalmente sacando entre todo lo que comentáis no me parece que me perdiera gran gosa aparte del hecho de que dos platos no los hubiera probado.

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  11. Vuelvo casi al principio, Toni. Te perdiste una gran fiesta, que no es poco. Una fiesta con buen humor, buen ambiente, y mucha y buena comida. Ni excelente ni desconocida, pero mucha y buena.
    A ver. En una presentación multitudinaria de vinos pruebas muchas cosas y seguro que varias buenas o muy buenas pero ¿harías ahí tu cata ideal? Te sugiero recordar el primer MUB, por ejemplo. Pues eso.
    En suma, creo que sí te perdiste algo bueno aunque no hubieses descubierto platos o cocineros nuevos.

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    1. Jorge, me expliqué mal. Está claro que lo que más me duele haberme perdido fue la compañía y el cachondeo. Me refería que a la cena en sí tampoco me pongo a llorar por no haber ido. ;-)

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  12. Para mí, ya a título individualísimo, el único fallo notable es que no me parecieron muy representativos los platos de Manolo de la Osa, que si alguien tiene que animarse a probar su cocina a partir de estos quizá no lo haga (yo no lo hubiera hecho). Pero como tuve la oportunidad de conocer su cocina en su casa y en otras circunstancias lo reflejo en el artículo enlazado para equilibrar un poco ese aspecto.

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  13. Terrible la noticia de los envenenamientos en el Lavaderu:

    http://goo.gl/3QsXK

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    1. ¡La virgen!. Lo que pasó ya es la hostia pero este párrafo es de acojonar: "Por eso mismo, no consideran que exista motivo para la alarma social, a no ser que algún cliente comiese a diario en el local."

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  14. Resumiendo, al final hubo quorum sobre el plato estrella de la velada, los oicios.

    Demoledora noticia Morgensten, pasmao me he quedado.

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  15. Lo del Lavaderu, los hechos, sin comentarios, será asunto bajo investigación y después, lo que proceda. Otra cosa es la innegable alarma que ya se ha creado desde el momento mismo en que se publica el nombre del establecimiento. ¿Esto era necesario? Y si lo era ¿es ese el tratamiento? Si no hay constancia médica ni datos de la investigación que lleven a más alcance entre clientes creo que sobraba dar el nombre. Y si la hay lo que me parece oportuno es hacerlo en forma de llamamiento público, para que todo posible afectado observe su estado y se ponga en contacto con la administración pertinente para el caso. De este modo generamos un pánico innecesario -quizá- y hacemos un daño de difícil reparación. La responsabilidad individual, si la hay y se consigue probar, no va a repararlo.

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  16. Decir que una de las mejores partes de una cena comenzó dos horas y media antes de sentarse a la mesa puede sonar raro. Pero la charla coloquio que nos dieron los cocineros como antesala de la pitanza me gustó mucho, se me hizo muy amena. Y no sé si decir que fue “gracias” o “a pesar” del periodista que la moderaba, porque aunque hubo momentos en los que pareció forzar demasiado la máquina para obtener titulares de prensa en cada respuesta, lo cierto es que supo ceder bien el protagonismo a los cocineros cuando ellos tomaban las riendas de la conversación.

    Y también me gustó mucho la sensación de apacibilidad que transmitía el homenajeado. Ese punto casi hippie del que va por su propio camino, sin importarle mucho las idas y venidas del mundillo gastronómico, le da un plus de interés a su persona. Y sólo había que escuchar a sus “discípulos” para comprobar que no había nada de impostura en esa actitud. Si hubiera tenido tiempo de cumplir con las promesas hechas en la mesa, y hubiera escrito un post para el blog de Tony, lo hubiera titulado “EL HOMENAJE A UN HOMBRE TRANQUILO”. Pero últimamente ando falto de tiempo y de musas que me inspiren para ponerme delante del teclado.

    En cuanto a la cena en sí, que, para qué engañarnos, era lo que fundamentalmente nos hizo acudir allí, coincido en trazos generales con lo que habéis dicho todos.

    Coincido, por ejemplo, en las alabanzas al oricio. Lo tenía por uno de esos productos que si se presenta al natural es difícilmente igualable (lo de los revueltos y demás los considero un mero divertimento). Pero en el caso que nos ocupa, esa combinación de elementos aportaban una suavidad que no mermaba en nada la autenticidad del sabor original.

    La cabezada de lechal fue mi medalla de plata. La casquería es una pasión personal, y esos puntos de plancha en cada elemento combinados con ese caldo sabroso y las verduras me ganaron. De este plato sí que hubiera comido yo una ración de buen tamaño.

    Luego está el buen recuerdo de los berberechos, a los que la falta de temperatura perjudicó, el rodaballo, el maíz con sardina salada y el queso.

    No me dieron mucho más la trufa, con ese recubrimiento tan agresivo, y el foie con anguila.

    Y el civet, al igual que al resto de compañeros de mesa, me resultó desconcertante al principio, y decepcionante al final. Al día siguiente tuve que buscar en internet información de lo que era un civet, porque el plato me dejó descolocao... a parte de no gustarme nada. Y curiosamente tuvo bastante aceptación entre los cocineros.

    En cuanto a los postres, gustándome los dos (inevitable para un llambión como yo) me quedo con el de Marcos sobre el de Pedro. Se agradeció ese punto refrescante tras el carrusel de sabores.

    El servicio, ritmo y demás, teniendo en cuenta el lío que había en cocina, y el tipo de cena que se hacía (8 platos para 55 comensales) y todos a la vez, me pareció que se resolvió con mucha más soltura de la que se podía esperar.

    En definitiva, si me centro exclusivamente los platos, hubo altibajos más o menos pronunciados.
    Pero si lo que tengo en cuenta son todos los factores en conjunto, tengo que decir que fue una cena que me dejó un muy buen recuerdo, de esas que no creo que olvide nunca.

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  18. Tecnobatido, Compangu. Entró tu comentario cuando yo sugería visitar el blog de Tony para leerlo.
    Bueno, pues sugiero visitar el blog de Tony igual, porque da su visión de esta misma cena y porque "es uno de los nuestros". Tenéis el enlace en la columna del margen.
    Y como decía en el comentario borrado, habláis del antes y el durante de la cena, nadie habla del después ;-) La verdad, esta vez no hubo gran cosa, no engordemos el mito.

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  19. Y hay quórum para los oricios pero no unanimidad. Insisto en mi descripción en el "peso" del producto, como pasó con los berberechos. A pesar de su estupendo sabor y de lo acertado de la combinación con esa holandesa acidulada y lo demás, es plato con menos "cocina", con menos elaboración. No quiero hacer podios en un caso así -ni casi nunca- pero no serían mi medalla de oro, compañeros comensales.

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  20. ¿Homenaje a Manolo de la Osa? ¡Homenaje el que os habéis dado los asistentes!!!

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  21. Ahí voy!!!!!!!!
    Suscribo el post d jorge, no era el lugar ni el momento para darte la comida de tu vida. De eso éramos todos conscientes.
    En líneas generales me gusto más de lo esperado.
    Yo no conozco a Manolo de la osa y aunque sí me guste su " rollo ", no tengo porque no decir lo que pienso y lo que pienso es que no me gustaron nada sus platos, me parecieron totalmente carentes de ese equilibrio que tanto se le alabó.
    Y discrepo de que haya gustado tanto a los cocineros, sin saberlo y tener información al respecto, su opinión pública en este caso no me interesa demasiado, que van a decir que los platos del homenajeado y del que pusieron por las nubes hacia dos horas eran una cagada?
    Pues no, van a decir que les gustaron, que igual si, pero si no les gusto no lo dirían, así que lo que pudieran haber dicho no lo tengo en cuenta. A mi no me gustaron desde luego.

    Los famosos oricios, me gustaron, por supuesto, es un plato ganador para todo amante de los oricios, no se sí es que ya los conocía y bien conocidos o que, pero aún gustándome no me emocionan.

    El plato de vas quería de Manzano, me gusto, pero no le veo demasiado valor, casqueria plancheada, un fondo sabroso y una Juliana de judías verdes ligeramente blanqueadas, rico pero nada del otro mundo.

    El plato de maíz de Ricardo lo mataba ya no tanto el salazón si no la proporción de sardina, eran dos trozos enormes para la dimensión del plato y al final era demasiado, con la mitad de sardina lo habría clavado para mi gusto.

    Del rodaballo no puedo más que hacer mías las palabras del diletante, me gusto el plato, fue con el que más disfrute en la noche, aunque también era mejorable, como casi todo en la vida, habría pagado por probarlo al día siguiente y tostadin...

    Los berberechos, yo no culpo tanto a la falta de temperatura como esa mousse marina en la que venían inmersos, creo que interfiere demasiado, que es demasiado para los impresionantes berberechos.

    Y poco más, me lo pase bien y me presto mucho, que era de lo que se trataba, pero me fui de allí desilusionado con la cocina del hombre tranquilo, es que ese civet no había por donde cogerlo, descompensado, pasado de pimienta etc etc

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  22. Ovetum, en cuanto a lo del postre de las natas tengo que reconocer que soy llambión y tengo una enorme tolerancia a las llambionaes,....aunque creo que las natas estaban en un buen punto, poco dulces ,casi con un punto de agrio, que hacía que no fuese tan pesado, enmmo

    ...ya se podría haber traído Manolo un taper grande de sopa de ajo

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  23. Joder y tanto. Sopas de ajo y muchos quesos!!!!!!!
    De ajo también curiosamente.
    A mi el postre de Pedro me gusto, el helado le venía perfecto

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  24. Y en esto llegó Lolo :-)) Así me gusta, desmenuzando.
    En lo que no coincido contigo es en lo del helado con las natas, a mí me "sobraba". Para gustos...

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  25. Y yo en casa....como no fui, solo decir que estoy de acuerdo en casi todo menos en lo de beber mal en una fiesta. Ojo, en una fiesta de prau sí, pero en una fiesta de "callos a la Lolo" es imposible, los fermentados estan siempre a la altura :-)

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  26. Fartón, los akelarres de Lolo no son fiestas, son un contubernio gulofartónico y enochevique, de conspiradores de la Anti-Gastronomía que se ponen hasta las trancas de comer y beber sin pudor. No cuentan.

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  27. Ten amigos para esto!!!!
    Que va a pensar la gente de bien de mi??????

    NOVEDADES gastrofartones y llambiones varios, en uhmm que rico acaban de traer unos croissants rellenos de almendra que yo no me perdería, aún no entiendo como cuestan sólo 1,40 porque llevan medio almendro dentro.
    Yo comí uno esta mañana y aún no tengo fame...
    Ah, son de Florencio, una garantía. Una hogacina de maíz y un croissant atómico de estos y al cielo, yo me temo que pecaré mucho jeje

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  28. Por cierto, va tocando otro akelarre de esos no??
    Pd.: joder, que mal se come en el akelarre

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  29. ¿Croissants rellenos? ¡Oído cocina!

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  30. Lolo, la gente de bien todavía con esto pensará de ti mejor que si vieran la realidad :-)))

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  31. Además, qué carajo, esto empezó por la insinuación de Fartones de que en esas reuniones sectarias se bebía bien. Y fue a decirlo él, que si lo sacas de la Sidra Pachu... ;-)

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  32. Jajajjajja jajajjajja
    Verás cuando compre la olla grande!!!!!
    Salimos en el telediario y alguno acaba muerto fijo jajajja

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  33. El farton es un tío con criterio joder, si la sidra pachu ta bona, ta bona, que culpa tien el?
    :-D
    La próxima callada será con sidra, a tomar Pol culo el vino, sidra o fartonesbeer

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  34. ¡SIDRA, SIDRA,SIDRA! Sidra asgaya ;-)

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  35. Fartón tiene claro el conceto. Y el conceto es el conceto.

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  36. Antonio,que razón tienes en lo del Akelarre....Es más añadiría Mugarizt,decepción absoluta.
    En los dos Vascos que más disfruté fueron en Arzak y Zuberoa......
    Jose M.

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  37. Las decepciones gastronómicas las tenemos todos. Una bastante grande la tuve hace 3 años en El Celler de Can Roca.

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  38. Pues en breve iremos cuatro ilustres Toni, y al menos un servidor, tiene espectativas creadas.

    Veremos ...

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  39. Tony,come el menú más largo y saldrás encantado de la vida.....Yo hace un mes que lo disfruté y sigo pensando en el.....
    Jose M.

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  40. En principio eso teniamos pensado Jose M., y a mayores añadir algún clásico de la casa ...

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  41. Joder!!! como diz Lolo, ten amigos pa esto!!! :-)
    De la fartuconbeer prieta me queda poco, pero llevo lo que me quede, no hay problema. Esto de tener casa lleva a que los eventos familiares acaben alli todos...y aunque sean de la familia...coño como beben jajaja :-)

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