Esta es la visita a Pedro Roca del pasado año, en este voy con otro planteamiento, la experiencia lo pide. Mantengo además un párrafo al final del texto sobre A viña de Xabi pero tal local cambió de manos, de gestión, por lo cual esa valoración se ha quedado congelada referida a la etapa anterior, casi al final de aquella trayectoria. Hablaré de la actual para rectificar, para poner la información al día.
Empiezo
aquí el detalle de restaurantes visitados en Santiago, para lo que no
seguiré el orden en que yo fui ni las sugerencias que acompañan serán
más que eso, pistas, no necesariamente corresponden a lo que hice ese
día. Es decir, el viaje desmenuzado como en piezas de un puzle que
vuelven a encajar de otra manera.
Ya había visitado Pedro Roca hace tres años y en aquella ocasión, por las mismas fechas, mantenían el menú degustación, el llamado entonces Menú plaza de abastos.
Ahora parece que durante el verano sólo lo elaboran por encargo. El
detalle tiene importancia porque aquel menú, además de muy apetecible,
era una oferta muy ventajosa en precio.
Un salmorejo con pulpo,
fresco y sabroso, hizo de aperitivo, mientras yo recorría el local con
la vista y recordaba aquella visita pasada. Ningún cambio reseñable en
la sala, cómoda aunque quizá algo fría.
Como entrante pedí navajas con judías verdes y jamón, y aunque destacaba
bastante la sal de este, el contraste con las untuosas navajas,
deliciosas, y con la verdura, al punto, hacía un conjunto eficaz,
armónico. En algún comentario lo he leído, y yo mismo lo afirmé la otra
vez, que el precio de los platos de carta puede parecer alto, pero en su
defensa hay que decir que el producto es de primera y que las raciones
son muy abundantes. En realidad eso se nota más con los principales. La
carta está estructurada con la idea de compartir entradas y cargar el
peso de la comida sobre el plato central. Si es una comida compartida
esto también mejora el precio que pagas. Pero yo viajaba solo, qué vamos
a hacer.
Mi
plato principal fue el calamar de anzuelo con cebolla confitada y arroz
con champiñones. Impresionante la consistencia, el punto de los
calamares; excesiva en mi opinión la cebolla confitada aunque bien
domada en su sabor, y sabrosísimo y bien hecho el ingrediente sorpresa,
el que no venía enunciado en la carta, ese arroz.
De contentar a la copa se encargó un Lagar do Merens 2010, un Ribeiro cumplidor que fue bien con la comida.
Tranquilidad, la vista se me iba hacia el ventanal, hacia el viento que fuera quería refrescar Santiago pero no podía.
[Como estamos ante una restauración solvente aunque sin riesgos, me apetece proponeros como pista en este post A Viña de Xabi,
una vinatería que creo pionera en la ciudad en introducir variedad y
calidad. Hoy día pienso que también ha disminuido su audacia, se ha
dejado adelantar. Falló en la conservación y la temperatura de los vinos
por copas y presenta una pizarra extensa pero con poca profundidad,
muchos vinos variados, no demasiado interés. No obstante, un negocio es
para todos los públicos, no para los aficionados extremos. Así que, como
además brinda la posibilidad de picar algo y tiene bastantes botellas
que no sufrirán el problema de las abiertas para chatear, creo que es
oportuno que deje la referencia.] Téngase en cuenta lo que digo en el encabezamiento, esta opinión ya no corresponde a la situación actual del local, valga como testimonio del camino que había tomado entonces. Por suerte, el actual es radicalmente distinto, con vinos espléndidos muy bien tratados. Quien lo llevaba de aquella pensaba dejarlo y quien lo ha cogido después era la mejor apuesta en este terreno ya en ese momento.
Primera pieza del puzle. Vendrán más.
Precisamente ayer repetí recorrido, volví a comer en Pedro Roca y pasé también de noche por A Viña de Xabi, la nueva. Algún avance hubo en Facebook y Twitter y habrá más detalles a la vuelta.
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